DÜKKAH DE PISTACHOS

 
 
 
 

Hace tiempo que quería compartir esta receta por qué cuando la descubrí me enamoré de ella, sí sí, así fue!!

Te diré por qué, es una receta que aporta una textura, un sabor y un aroma a cualquier plato simple, que no deja indiferente y además por qué es una receta de lo más versátil y maravillosa. Cuando la pruebes estoy segura que me entenderás y te acordarás de mi!

El dükkah, dukkah o duqqa significa moler o aplastar en árabe, es una mezcla de frutos secos, semillas y especias originaria de Egipto. Dicen que antiguamente el dukkah era consumido por los egipcios más pobres por ser fuente de proteínas y grasas al alcance de todas las clases sociales, y que lo consumían mojando pan con aceite y dükkah. Y desde entonces se ha mantenido a lo largo de los siglos hasta la actualidad. Los egipcios lo disfrutan de forma tradicional en desayunos, meriendas o cómo aperitivos mojando el pan de pita en aceite de oliva de calidad y después espolvorean la mezcla egipcia consiguiendo un auténtico manjar.

No existe una receta original o única, pero sí debe cumplir ciertas características. La receta base se compone de avellanas (crudas o tostadas y sin sal) si te apetece puedes añadir otro fruto seco, a mí me encanta con pistachos. Luego añadimos las semillas de sésamo que pueden ser negras o blancas (sin tostar), las especias de cilantro y comino en grano y por último pimienta negra recién molida (mejor si es recién molida, siempre aporta más aroma) y sal marina u otra sal de calidad. A partir de aquí puedes elaborar tu propio dükkah incorporando más ingredientes o no, con una textura más o menos gránulosa, hecha a mano o con molinillo,… cómo tu quieras y prefieras.

Y a la receta de hoy he añadido el pistacho, el pimentón dulce y el orégano para darle un toque diferente. Y como te decía al principio es una receta tan versátil que la puedes usar como un comodín en tu cocina. Lo puedes añadir a cualquier verdura asada, al vapor o hervida, en cualquier tipo de ensalada, en una tostada con aguacate, en un simple plato de arroz, de legumbres, como topping en un humus o paté,… incluso (aunque yo aún no lo he probado y lo tengo pendiente) en pollo, pescado o cordero, barnizando con aceite de oliva y a continuación rebozando con el dükkah, después se asa o se fríe quedando una deliciosa crosta, prometo hacer la receta y compartirla.

Espero que lo pruebes y lo disfrutes, feliz semana!


 

tiempo de preparación: 20 minutos cantidad: 110 gr.

 

INGREDIENTES

40 gr. avellanas tostadas

40 gr. pistachos tostados

2 cucharadas soperas de sésamo negro

1 cucharada sopera de semillas de comino en grano

1 cucharadita de semillas de cilantro en grano

1 cucharadita de orégano seco

1 cucharadita de pimentón dulce

1/4 cucharadita de pimienta negra en polvo

1/2 cucharadita de sal marina

PREPARACIÓN

  1. Tostar ligeramente las semillas de cilantro y comino en una sartén sin aceite y a fuego medio. Es muy importante que no se quemen. Remover con dos espátulas constantemente y en unos 2 minutos aproximadamente empezarán a soltar aroma y a saltar, este es el momento de retirarlas del fuego. Reservar en un plato y dejar enfriar.

  2. Picar los frutos secos a mano con un cuchillo o triturar en un molinillo hasta conseguir una textura arenosa con trocitos que se puedan masticar. Poner en un bol.

  3. Moler las semillas hasta conseguir una textura fina y añadir al bol de los frutos secos.

  4. Y por último incorporar el pimentón, el orégano, la pimienta y la sal. Remover hasta conseguir que todos los ingredientes queden bien integrados.

    Nota: Guardar el dükka en un recipiente de cristal con cierre hermético y a temperatura ambiente. En verano mejor poner en la nevera para evitar que las semillas al estar trituradas se enrancien con el calor. Se conserva muy bien durante varias semanas.